May Rojas: "En el Grado Superior de Diseño de Mobiliario cada vez hay mas alumnas, llegamos casi a la paridad"

20 jun 2023 | Entrevistas, Noticias

May Rojas (@mamafusta) es actualmente profesora de taller en el Ciclo Formativo de Diseño y Amueblamiento, en el Institut Miquel Martí i Pol de Cornellà. Es posible que sea la única mujer profesora de taller en Cataluña.

¿Cómo acaba May Rojas dando clase de taller? ¿Cuál es tu historia?

Siempre fui la típica alumna en el colegio que no estaba motivada con ninguna asignatura, excepto con visual y plástica, que era en la que sacaba mejores notas. Pero por aquel entonces, las docentes no ponían el foco en potenciar las habilidades de aquellos alumnos disruptivos que no paraban de hablar y les dificultaban la clase con su falta de interés. En mi entorno familiar tampoco existía una figura de guía que tuviese las herramientas para poder hacerlo. Pasaron los años y acabé como tantas otras personas, haciendo un bachillerato de letras (porque no habían mates) y apuntándome a una de las carreras universitarias que me despertaba curiosidad. Me licencié en Historia del Arte sin despuntar demasiado, disfruté descubriendo las manifestaciones artísticas a lo largo de los siglos, pero lo que realmente anhelaba era participar del proceso creativo en primera persona. Nunca dejé de hacer aproximaciones a diferentes disciplinas (cerámica artística, pintura, serigrafía…), pero no fue hasta hace cinco años, después de quemarme trabajando en la gestión cultural, que decidí formarme y asumir el reto de matricularme en unos estudios presenciales, envuelta de pleno en la crianza (con un peque de dos años), renunciando a mi trabajo y asumiendo el nuevo reto con ilusión y con el apoyo de mi compañero de vida. Aprovecho para darle las gracias, ya que sin él no hubiera sido posible el cambio de rumbo.

Me matriculé en un Ciclo de Grado Superior de Diseño de Mobiliario en el Institut Miquel Martí i Pol de Cornellà de Llobregat. Creo que hice el camino a la inversa. Los grados superiores les sirven a muchos alumnos de vía de acceso a la universidad. Y yo cogí una puerta giratoria para ir a parar por dónde quizá debí haber comenzado. Pero en esta vida todo conocimiento suma.

Disfruté como nunca durante mi época de estudiante “trasnochada”, ya que la conciliación con la vida familiar fue complicada, pero mereció la pena. La proximidad del equipo docente hizo que la motivación no decayera y finalicé el Grado Superior bastante satisfecha con los resultados. Tanto es así que mis profesores ahora son mis compañeros, ya que me animaron a lanzarme a la aventura de la docencia.

Y es donde estoy ahora, disfrutando como aprendiz de todo. Para mí esta es una actitud en la vida, la de aprendiz, intentar rodearte de personas que te aporten fuerza y ganas de aprender, de enseñar y de compartir. Ahora mismo aprendiz de madre, de carpintera y de docente. Y aunque pase toda la vida haciéndolo creo que seguiré siéndolo. La carpintería es infinita y cuanto más descubres más consciente eres de todo lo que desconoces. Es muy estimulante. Y la conexión entre ese oficio y la educación me tiene literalmente deslumbrada.

¿En qué momento te interesante por el mundo de la madera?

Siempre estuvo ahí! Al lado de mi casa había un aserradero, los niños y niñas del bloque solíamos ir a buscar alguna pieza de madera por los alrededores. En los noventa, en los pueblos del cinturón rojo de Barcelona, los críos siempre estabamos en la calle. Y nos inventábamos juguetes con lo que pillábamos de aquí y de allá. Ahora le llaman reciclaje creativo, entonces era algo natural a lo que no hacía falta poner nombre.

En el Instituto, por primera vez, tuve que construir algo en madera, una serie de engranajes que hacían mover una criatura. ¿Quién no ha tenido que hacer un proyecto con la sierra de marquetería que siempre se rompía varias veces? Pues eso. Fue una experiencia muy negativa, le dediqué muchas muchas horas, porque me encantaba, pero no quedó como me lo había imaginado así que lo destrocé y no lo entregué. Mi profesor de tecnología se decepcionó mucho por ello. Porque lo había visto casi acabado. Y me dijo que aún sin acabar hubiera sido el mejor proyecto de la clase. Recuerdo su frase: “puedes crear algo excelente, pero si te lo guardas para tí, porque consideras que no es lo suficiente bueno, es como si nunca lo hubieras hecho”. No recordé esa frase hasta muchos años después.

No volví a tocar la madera hasta que tuve una casa con un garaje y me volví realmente loca con ello, me compré las herramientas básicas y diseñé y fabriqué parte de los muebles de nuestra casa. Eran muy sencillos, minimalistas les diríamos ahora. Técnicamente dejaban bastante que desear, pero yo disfrutaba como nunca en mi precario taller.

¿Te gusta lo que haces?

Nunca pensé que de mi boca saldría esta frase, pero… me apasiona mi trabajo. De hecho le dedico todas las horas que puedo, y estas pasan volando cuando estamos en el taller con los chicos y las chicas.

Antes de estar en el aula estuve haciendo prácticas en un taller de un proyecto de carpintería cooperativa del barrio de Sants. Aprendí, sobre todo, de un carpintero jubilado que cada vez que pasaba por allí me alumbraba con sus consejos y trucos. Esos sabios del oficio están en peligro de extinción. Lo único que lamento es no haber podido entrar en un taller como aprendiz, joven, e ir asumiendo tareas. Tengo la sensación de que he empezado a construir la casa por el tejado. Los entresijos del sistema educativo y la presión social me obligaron a ello, pero, oye, poco a poco y con voluntad creo que vamos resolviendo lagunas.

Después de las prácticas estuve en una carpintería de Begues. Después de una entrevista para optar a un puesto de aprendiz en el taller, no pude elegir, fui directa a la oficina técnica. Esto es recurrente cuando una mujer con mi perfil pretende entrar en el mundo de la carpintería. Para mi experiencia allí también fue muy satisfactoria y pude ver la realidad de un taller, apretado por los tiempo de entrega, superando retos y asumiendo grandes riesgos. Realmente es un mundo muy exigente y tienes que tener mucha salud mental para no acabar loco.

"En España se pueden contar las mujeres que son carpinteras, no como afición, sino a nivel profesional, con los dedos de una mano"

¿Te echó para atrás que fuera un sector con una gran mayoría de hombres?

En España no es una gran mayoría… ¡es una mayoría abrumadora! Hoy se pueden contar las mujeres que son carpinteras, no como afición, sino a nivel profesional, con los dedos de una mano. No es que nos eche para atrás la idea, sino que esa idea, socialmente, no es introducida en nuestra mente.

¿Qué les preguntamos a las niñas, como sociedad, cuando les decimos eso de… “¿Qué quieres ser de mayor?” Suelen ser profesiones protagonizadas tradicionalmente por mujeres: enfermera, doctora, profesora, bailarina… Creo que nunca escuché a nadie preguntar soldadora, albañil, mecánica, fontanera, carpintera… creo que eso es lo primero que nos echa para atrás a cualquier persona que tiene las habilidades para desarrollar cualquier oficio que no se corresponda con su constructo de género.

La presión social es algo invisible, pero que tiene una fuerza enorme, y una capacidad disuasoria e incriminatoria constante. Yo siempre tuve tendencia a hacer “cosas” reservadas a los chicos: jugué a fútbol muchos años, llevaba el pelo rapado… Pero en ese ámbito no superé la barrera. ¿Cómo puedes desear ser o hacer algo que no sabes ni que existe? Por eso, muchas nos acercamos al mundo de madera con cierta edad, cuando ya hemos hecho hecho el camino que “toca” (tampoco queremos matar a nuestros padres a disgustos entre una cosa y otra, algunas adolescentes estuvimos entre encajar y transgredir a partes iguales), y nos damos cuenta de que tenemos otras inquietudes, propias de un mundo que estaba reservado exclusivamente para hombres.

Pero esto esta cambiando rápidamente, y lo vemos en las aulas. En el Grado Superior de Diseño de Mobiliario cada vez hay mas alumnas, llegamos casi a la paridad. Y en el Grado Medio y en el PQPI-FIAP (que es un programa de cualificación inicial) cada año somos más. Creo que también es clave que en el equipo docente de profesores técnicos (de taller) haya representación femenina. Somos un referente para los chicos y las chicas, queramos o no. Y el referente mujer en este punto falta. No sé si hay más compañeras en algún otro centro educativo catalán que estén como yo en el taller de los grados de carpintería, creo que no. Y los alumnos y las familias no están acostumbrados a vernos.

El aula es una representación de la sociedad en miniatura. Y el machismo se manifiesta de igual manera que lo hace en la calle. Partimos de ideas preconcebidas y todas las mujeres que estamos en un taller estamos rompiendo con ellas, ya sea con el rol de docente, o con el de alumna. Porque ojo, que yo ocupe un rol como ese en un taller, pero como docente, no tiene mucho mérito, si lo comparamos con el papel que juega una alumna, de 16 años, dentro de un aula, con un escasa representación femenina; envuelta en un grupo de chicos de su misma edad, mayoría apabullante. Estas chicas, para mí, son las verdaderas pioneras, las que están rompiendo una lanza para que el mundo cambie, y dejen de haber reductos masculinizados (o al in revés, hay que reconocer también la valentía de los chicos que deciden estudiar profesiones o oficios tradicionalmente reservados a las mujeres).

"¿Qué pueden ofrecer las mujeres? Un hilo, una conexión, entre el mundo productivo y la realidad cotidiana de la ciudadanía, especialmente la urbana, que es la más desconectada"

¿Qué tiene el sector de la madera que ofrecer a las mujeres?

¡Qué pregunta más difícil! De entrada te diría que cualquier oficio tiene muchísimo que ofrecer a las mujeres. En muchos de ellos está predeterminado el género que tiene habilidad para desarrollarlo. Ahí hay mucho por hacer. Pero a parte de eso, como sociedad los oficios los hemos dejado arrinconados! Antes todo el mundo tenía cerca un carpintero, en el barrio o en la familia. ¿Ahora? Todo el sector productivo está lejos, menospreciado o olvidado. Siempre decimos que los chicos hoy en día no saben de donde salen los tomates, pero tampoco tienen ni idea de donde sale su ropa, sus juguetes, sus muebles… vivimos en un mundo fragmentado.

¿Qué pueden ofrecer las mujeres? Un hilo, una conexión, entre el mundo productivo y la realidad cotidiana de la ciudadanía, especialmente la urbana, que es la más desconectada, pero es un reto para hombres y mujeres, colectivo. Sin distinción de género.

Si me lo permites, dando la vuelta a tu pregunta, veo más significativo: ¿qué tienen las mujeres que ofrecer a la carpintería? Nuestro rol socialmente asignado, generación tras generación, nos ha hecho desarrollar especialmente ciertas competencias. Si preguntas a los hombres que no estaban acostumbrados a trabajar con mujeres, y recién empezaron a hacerlo, te dirán que comunicamos de manera más asertiva, “cuidamos” al grupo (¡cómo no íbamos a hacerlo! Nos pasamos media vida dedicada a los cuidados!), tenemos capacidad de gestión y gran compromiso y responsabilidad con las tareas asignadas y además somos muy creativas. Lo ratifico totalmente, pues lo veo con nuestras alumnas. Suelen ser mucho más responsables, exigentes y es más fácil trabajar con ellas en tareas grupales. Además, si estamos en un mundo masculinizado, nuestro esfuerzo va a ser el doble, ya que llegar hasta ahí, en la mayoría de los casos, nos costó más y haremos todo lo posible por seguir ahí. Cualquier colectivo en minoría debe ser más exigente en sus resultados, pues solo por su condición tendrá a muchos más ojos mirando, esperando a que se equivoque, pues siempre habrá aquella voz que está deseando decir “te lo dije, esto no es para tí”. Nosotras debemos seguir construyendo realidades para ir acallando esas vocecillas que, en mi opinión, están expresando el miedo a perder su supremacía o privilegio.

"Los empresarios también tienen mucho que aportar, ya que son a veces un freno, sin saberlo, pues en las ofertas de empleo deberían considerar a las candidatas de igual manera que a los candidatos"

¿Cómo podemos revertir la situación y abrir un sector tan apasionante como éste a las mujeres?

¡De mil maneras! Cada una de nosotras y de nosotros, desde nuestra pequeña parcela podemos hacer mucho. Tu misma, como periodista haces tu aportación con artículos como éste. Las familias preguntado a sus hijas también si quieren ser carpinteras, ¿por qué no? Es un trabajo especializado, con uno de los resultados de incorporación al mundo laboral más elevados y que permiten gran proyección dentro de las empresas. Y es que los empresarios también tienen mucho que aportar, ya que son a veces un freno, sin saberlo, pues en las ofertas de empleo deberían considerar a las candidatas de igual manera que a los candidatos.

La carpintería hoy en día no se basa tanto en la fuerza física como en la destreza y en la aplicación de unos conocimientos y competencias concretos, la capacidad de esfuerzo y dedicación, y el compromiso con el proyecto del que se forma parte. En uno de mis primeros trabajos, el primer día, después de una expresión de alegría de una de mis compañeras al ver que otra chica entraba en el equipo, uno de los chicos dijo, en voz alta y clara: “está bien que hayan mas mujeres en el mundo de la carpintería, pero que se pongan al nivel de los hombres”. En ese momento me callé, por mi inexperiencia e inseguridad, supongo. Ayudar a revertir la situación implica no callar, por ejemplo. Hoy en día le diría lo que podemos decirles a todos. “No existe el nivel de los hombres o las mujeres, en ninguna tarea, desempeño o función. Existe el nivel de los buenos y buenas profesionales, de las personas que hacen su trabajo con vocación e ilusión”. Creo firmemente que hay que apoyar a toda persona que siente lo que hace, sin distinción de género. Y espero que un día alguien lea un comentario como el que hizo aquel compañero que tuve y lo vea tan lejano que le resulte difícil de creer.

Las mujeres que ya estamos dentro de este mundo tenemos que hacer la misma presión de hace una cuña de madera cuando estamos cortando un tablón longitudinalmente, los carpinteros y carpinteras me entenderán; ir abriendo camino a medida que avanza el corte y que la madera no se nos cierre. ¡Ahí vamos a estar presentes! @mamafusta